Retomamos la actividad en nuestro blog con una entrada sobre barranquismo. Estamos en plena temporada de actividades y no queremos dejar pasar la oportunidad de animaros a probar el descenso de un cañón. Aunque el barranquismo en Río Verde es una de las actividades más demandadas por los amantes del turismo de ocio en nuestra zona, hay en las provincias andaluzas otras muchas localizaciones que constituyen buenas propuestas para los amantes del turismo activo, para organizar planes de despedidas de soltera (y soltero) y, en general, para todas aquellas personas que quieran pasar un rato divertido.
El barranco de Jorox, en la provincia de Málaga, está situado en la Sierra de las Nieves, entre las localidades de Yunquera y Alozaina, pedanía de la que recibe el nombre. Uno de sus atractivos es que el río -denominado también Jorox- tiene un caudal muy variable: sus circunstancias cambian constantemente, así que el descenso es distinto en cada ocasión. Si bien se trata de un barranco apto para todos los públicos -de iniciación- se caracteriza porque su intensidad aumenta conforme avanza el descenso: tras rápeles de varias alturas, saltos, toboganes, destrepes y un gran final: un rápel vertical de aproximadamente 23 metros.
El barranco de Jorox también tiene otra ventaja: no hay aproximación (distancia que se recorre a pie hasta que se inicia el descenso), puesto que se accede desde Jorox por una pequeña verja localizada al lado de un puente y de una pequeña ermita. Finalizada la aventura, el regreso al punto de inicio consiste en un paseo de 10 minutos que discurre por un bello pinar que ofrece grandes vistas a la Sierra de las Nieves.
También en la Sierra de las Nieves encontramos el segundo barranco del que queremos hablaros, que está situado a aproximadamente 9 kilómetros del de Jorox, en Yunquera: el barranco de Zarzalones (inferior), también perfecto para iniciarse en este deporte. El Río Grande cuenta con caudal durante todo el año, y la localización del cañón es privilegiada: la surgencia de Zarzalones, una cavidad que por sus peculiaridades todavía es objeto de estudio que se adentra en la Sierra de las Nieves. Los equipos de espeleólogos comenzaron su análisis hace aproximadamente dos décadas y continúan en la actualidad. Justo en esa cavidad comienza el descenso del cañón, desde una represa que nos introduce en un barranco que cuenta con agua de gran pureza.
Podríamos dividir en tres zonas este descenso. La primera es una travesía con pozas intercaladas; la segunda (ya en piedra y más encajonada), constituye un espectáculo de gran belleza natural (el desgaste del agua sobre las rocas ha dejado una singular morfología) y nos permite disfrutar de toboganes y saltos. La tercera es una sucesión de rápeles arrampados que nos conducen a la badina final. El recorrido prosigue por un pequeño trecho que nos recuerda a la primera parte del cañón, con cascadas laterales que anuncian la proximidad de la central eléctrica de San Pascual, donde llegaremos al final del trayecto. Unas tres horas son necesarias para disfrutar de este descenso, aunque la duración de la actividad dependerá del número de personas que integren el grupo.
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