Aunque el esquimotaje se aprende básicamente practicando una y otra vez en el agua, queremos dedicar una entrada de nuestro blog a esta maniobra, la principal técnica de autorrescate para un kayakista cuando su embarcación vuelca. Una vez dominada, es prácticamente imprescindible para los amantes de nuestro deporte preferido.
Esta maniobra se aplica cuando se produce un vuelco y el deportista queda sumergido en el agua (con la cabeza boca abajo) y con las piernas dentro de la embarcación. La fórmula más rápida para regresar a la posición de navegación natural no consiste en soltarse bajo el agua, nadar, salir a flote y desvolcar el kayak, sino en darle la vuelta sin abandonarlo.

Escribíamos en este blog, en fechas recientes, sobre la invención de kayaks y de canoas. El mismo pueblo que inventó el kayak, el inuit, es el promotor del esquimotaje, que lo desarrolla como fórmula de supervivencia ante vuelcos en aguas de muy bajas temperaturas. Es, por tanto, un recurso ante la muerte por hipotermia. La aparición de distintas disciplinas de este deporte hace que surjan distintos tipos de esquimotaje (maniobra que se conoce como roll en numerosos países) hasta encontrarnos, hoy en día, con un abanico muy amplio de posibilidades. En este post intentaremos ceñirnos a los factores que entran en juego cuando el kayakista quiere ejecutar una maniobra de este tipo y de carácter básico.
La soltura a la hora de aprender esta técnica depende de muchos factores, empezando, por supuesto, por la habilidad de quien la practica y por su flexibilidad. También influye la capacidad de adaptarse al medio: cuando nos caemos al agua solemos buscar la fórmula más rápida para poder sacar la cabeza y respirar (cuestión de supervivencia). El esquimotaje nos reclama una combinación de movimientos que sigue otro orden: primero se actúa con la cadera, después con el tronco y, por último, con la cabeza. La pala (e incluso las manos) es únicamente un apoyo, no constituyen en absoluto la base del ejercicio. De hecho, cuando un esquimotaje está bien hecho, el uso de las extremidades superiores es prácticamente mínimo.
Como comentábamos, hay distintos tipos de esquimotaje, algunos más fáciles que otros y que resultan menos lesivos para quien los practica. No es, en todo caso, una técnica que pueda aprenderse en la primera o segunda jornada de contacto con un kayak, cuando las prioridades son conocer las paladas, la estabilidad y, por supuesto, la embarcación. En el momento en el que el aficionado ya tiene cierta seguridad puede aprender el ejercicio y, aunque en muchos casos las clases se imparten en piscinas, no es el medio más adecuado. Hay zonas de aguas tranquilas en las que el aprendiz se puede iniciar sin riesgo y que se parecen a los lugares por los que después navegaremos. Sobre todo en el caso de las aguas bravas, donde el esquimotaje ha de realizarse con mucha más rapidez que en el mar (las posibilidades de golpearse en el fondo son mucho mayores).
Os dejamos un vídeo que recoge imágenes de cursos de esquimotaje que recientemente hemos impartido en Rafting SaltaRíos. Si queréis intentarlo, ¡ya sabéis que podéis contactar con nosotros a través de nuestra web de actividades!