Sergio, de Rafting SaltaRíos, en uno de los descensos que el equipo realizó en Noruega.
Por Alberto Cordero
En esta ocasión el equipo SaltaRios ha organizado un viaje a la península escandinava, en particular a Noruega, un destino excepcional para los amantes de las actividades al aire libre y en concreto de las aguas bravas, tanto en kayak como en rafting.
En unos soleados días de finales de agosto aterrizamos en el aeropuerto de Oslo Rygge. El viaje a Noruega no es costoso, hay compañías que viajan desde ciudades españolas hasta Oslo con precios asequibles que incluso se encargan de llevar nuestro propio material de piragüismo, con el que te puedes mover en el transporte público del país sin que surjan inconvenientes. Nos trasladamos en autobús hasta Bismo, donde nos acogió fantásticamente bien nuestro amigo y guía Pablo Morales y su pareja Netta. ¡Gracias de corazón!
Aunque hay ríos fantásticos y de todas las dificultades a lo largo del país, nosotros viajamos a Skjak por donde transcurre el río Otta por un valle glaciar y donde puedes realizar trekkings, barrancos, kayak y raft, en medio de paisajes de cuento, con una naturaleza salvaje donde abundan los renos, alces, truchas y trolls.
Nuestro primer río fue el tramo de rafting del Otta, de clase II/III con pasos sencillos de olas grandes y aguas cristalinas, donde nos empezamos a hacer una idea de la forma de remar en Noruega, entre mucha agua. Esa misma tarde visitamos Lom, un pueblo cercano con una iglesia de madera que conserva partes de 800 años de antigüedad, y un poblado vikingo con sus casas típicas.
Al día siguiente vuelta al agua para remar el Upper Otta, un tramo de clase III con pasos de IV y V, que nos ofreció la posibilidad de empezar y terminar el recorrido en sendos lagos tranquilos, con el vértigo de las aguas blancas en medio, en uno de los cuales terminamos la jornada pescando truchas.
Otra foto de Sergio disfrutando de un descenso en Noruega.
El viernes cambiamos al valle del río Bovra de clase III/IV y un paso infranqueable, algo más continuo que los ríos de los primeros días que eran de tramo fuerte y tramo fácil.
El sábado nos tomamos un descanso experimentando la tradición Noruega de pasar el día en unas cabañas en el bosque con las mínimas comodidades a las que llaman sæter, que son granjas de verano y donde nos dedicamos a pescar y cocinar a la piedra las truchas capturadas.
Aún un poco cansados el domingo lo pasamos recorriendo un amplio lago de los que forma el río Otta a los pies de una playa fluvial, para recuperar fuerzas y que parte de los miembros del equipo corrieran la sección Tora Bora, del río Tora-Foysa, este de clase V, con varios saltos e impresionantes rampas que demostraron el buen nivel de la nueva generación de kayakistas, representada esta vez, por Pablo y Sergio Gutiérrez.
El lunes cambiamos al valle del río Sjoa, uno de los destinos más tradicionales de kayak y rafting en Noruega. Aprovechamos para agradecer la acogida de Álex Cuellar otro experimentado guía. Allí remamos los tramos Aseng y Play Run, de clase III/IV, continuos y divertidos, enlazados con el tramo llamado Amot de IV+, tramos que repetimos al día siguiente con los amigos portugueses.
El miércoles 28 descansamos haciendo un imprescindible recorrido por el fiordo de Geiranger, el paso de Trollstigen, y vuelta a casa por el valle de Rauma, río con un tramo que termina en un salto de vértigo llamado Flemming´s Drop.
El jueves tan sólo hicimos el salto de Donfoss, cerca de Bismo para relizar en la mañana siguiente un largo recorrido hasta Sogn og Fjordane, donde se encuentra el fiordo más largo de Noruega con 250 kms. de longitud, en busca de dos ríos más, recorrido que nos ofreció la espectacular visión de un gigantesco glaciar colgado en las montañas, glaciares que alimentan ríos como el Jostedola de clase IV (V-), de agua tan fría que nuestras manos se quedaban insensibles. El segundo río de ese día, el Jolstra tenía aguas mucho más calidas, un clase III con pasos de IV muy bonito.
Para despedir el viaje deportivamente, el sábado nos volvimos a trasladar cerca del río Sjoa, donde los miembros más fuertes del equipo hicieron los tres saltos del río Ula, tres saltos de unos 9, 3 y 10 metros encadenados y algo técnicos, mientras los demás apoyábamos con la seguridad.
Y tras pasar otra noche en la casa de nuestro amigo Alex, el domingo iniciamos el regreso a casa con el agua de los paisajes de los cuentos circulando por nuestras venas.
Gracias.